3/3/10

Creo que por un segundo temí por mi vida... Y por horas temí por la vida de los demás.
Por algunos segundos sentí como el edificio colapsaba bajo mis pies, pero no fue mas que parte de mi imaginación.

No me gusta decir nombres, me gusta decir sensaciones. Me gusta describir sentimientos de piel, delicadeces sensoriales, pero no quien la provoca. Me gusta que la imaginación se vaya por su camino y que flote, que sospeche y que dude.

Hay momentos malditos, momentos que odio el hecho de ver tanto cine, que odio leer tanto libro de mitos. El rugir del piso me hizo pensar lo peor bajo diversos escenarios, curiosamente me di cuenta que la religión ya no ocupa ningún puesto en mi espíritu y mente.

Las escaleras tambaleantes no fallaron; las murallas que esconden miles de secretos no se derrumbaron. Lo que duele es el temor y la desconfianza, se derrumbo la tristeza...